sábado, 10 de enero de 2009

Lecciones de periodismo musical. Keith Jarrett (I)


Pregunta: ¿es posible reunir en una misma crónica el jazz de Nueva Orleans y Keith Jarrett?

Respuesta:

“... y Keith Jarrett se reencontró con sus viejos amigos.
La estrella del piano abre, sin brillo, el 43º Festival de Jazz de San Sebastián"

Si no fuera porque es como es -digámoslo claramente: la simpatía no es su fuerte-, sería como reencontrarse con un viejo amigo. Keith Jarrett ha tocado en Donostia en media docena de ocasiones; así que la afición donostiarra quiere al pianista casi tanto como él se quiere a sí mismo. La organización lo sabe y, por eso, el autor del celebérrimo Concierto de Colonia ha sido elegido para inaugurar la 43 edición del Jazzaldia, junto a su equipo rítmico habitual: Gary Peacock al bajo y Jack DeJohnette a la batería.

Los mismos protagonistas y el mismo escenario que en 2005 y en 2006. Bien es cierto que ninguno de los recitales del trío es igual al anterior, o al siguiente; casi todos son extraordinarios, algunos no tanto, con lo que se demuestra que el jazz no es una ciencia exacta e incluso Dios -perdón, Jarrett-, se equivoca.
Más cosas que hay que saber sobre Keith Jarrett: es uno de los primeros músicos en la historia del jazz en figurar en los libros sin haber hecho nada esencialmente nuevo. Todavía más cuando se habla del otrora conocido como Standard Trio, cuya razón de vivir es la reinterpretación del repertorio más manoseado por los músicos de jazz de cualquier lugar y época. Con un añadido: quien hoy rinde pleitesía a sus mayores, ayer los despreció hasta extremos inconcebibles. Caso de Thelonious Monk y Miles Davis. Las anécdotas al respecto dejan en muy mal lugar a su protagonista.

Hoy Jarrett tiene 62 años. Su compañero DeJohnette, 65, y Peacock, 72. Llevan 25 años juntos, descontados los tres que el pianista estuvo fuera de circulación recobrándose del síndrome de fatiga crónica. Y están dispuestos a seguir en ello hasta que el cuerpo les aguante. Su recital donostiarra, con el teatro lleno hasta los topes, fue uno más, y no de los mejores, precisamente. No hubo sorpresas y apenas nada noticiable, salvo la presencia entre el público del cantante Bobby McFerrin, muy requerido por sus fans. Por allá sonaron las versiones nada inspiradas de Easy to love, I think about you o Round´ midnight (Thelonious Monk). Puestos a buscar a los culpables, puede hablarse de un Jarrett verdaderamente espeso y un Gary Peacock cansado y sin pegada. Solo DeJohnette mantuvo el tipo, pero esto no es noticia.

Las cosas del festival donostiarra: dentro del Kursaal nos aburríamos como ostras mientras, afuera, el personal se lo pasaba en grande bailando al son de las varias marching bands que estos días recorren la ciudad. Los hay con suerte...

CHEMA GARCÍA MARTÍNEZ - San Sebastián
publicado en El País 23/07/2008

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